La forja en caliente es un proceso de fabricación que implica dar forma al metal aplicando calor y presión a una pieza de trabajo. Este proceso se ha utilizado durante siglos para crear piezas resistentes, repetitivas y de alta calidad. La forja en caliente ofrece muchas ventajas que la convierten en una excelente opción para los fabricantes.
Una de las principales ventajas de la forja en caliente es la capacidad de controlar la estructura granular del metal. Durante la forja en caliente, el metal se calienta a un rango de temperaturas que garantizan propiedades óptimas del material. Esto da como resultado que los metales sean más fuertes, más dúctiles y más capaces de resistir la fatiga en comparación con otros procesos de fabricación.
Otra ventaja de la forja en caliente es la capacidad de trabajar con una amplia gama de metales como aceros al carbono, aceros aleados, aceros inoxidables, aleaciones de titanio, níquel y cobalto. La capacidad de trabajar con una amplia gama de materiales significa que los fabricantes no están limitados en las piezas que pueden producir.